Causas del CiberBullying
Causas del ciberbullying… para encontrarlas hay que tener en cuenta numerosos factores (educativos, emocionales, sociales, jurídicos, psicológicos, etc….); y quizás debamos comenzar desde un punto de vista esencialmente sociológico, la sociología del mundo adolescente.
En este sentido, partiendo de esta premisa los jóvenes y adolescentes se encuentran en una fase de exploración, en todos los sentidos: personal, social, sexual,… en definitiva, una búsqueda de su propio existencia, qué lugar desean ocupar y cómo, buscan su propio espacio, definirse como personas. Este es el origen de las causas del ciberbullying.
Esto, en ocasiones, llevado hasta sus últimas consecuencias, genera que el deseo de encajar y llevarse por sus impulsos, cometan actos descontrolados y que se les escapen de las manos, surgiendo así los inicios del acoso.
El adolescente desea irrefrenablemente su pertenencia al grupo social, en estos momentos de su desarrollo emocional su círculo de amistades es lo primero y cualquier aspecto que marque un elemento de diferencia o distanciamiento de su grupo es visto con recelo.
Por eso, quienes muestren alguna característica, personalidad u otra circunstancia independiente que contradiga la estructura social marcada son susceptibles de ser objeto de burlas por parte de sus compañeros, lo que puede explicar las causas del ciberbullying.
En este sentido, las víctimas que sufren ciberataques no presentan un perfil único, pueden ser menores introvertidos, con baja autoestima y escasa red social; pero también alumnos considerados irritantes por el grupo, brillantes en sus estudios o con alguna diferencia física o psicológica apreciable; sin embargo, una cosa está clara, no poseen las herramientas y técnicas adecuadas para salir airosas de estas situaciones de acoso público que se realizan a través de internet y las nuevas tecnologías.
Por tanto, los acosadores buscan la marginación o aislamiento social de la persona o personas acosadas a través de internet. Con la agresión electrónica actúan tras una máscara, protegiéndose en el anonimato, ya sea de forma individual o en grupo.
El acosador va buscar siempre la diferencia, tanteando a su posible “presa” y la falta de respuesta ante sus ataques, la respuesta huidiza o timorata o cualquier otra señal de debilidad de carácter va determinar que elija a un menor y le mortifique.
Por ello, es imprescindible asesorar, entrenar y acompañar a los menores, en un seguimiento personalizado, para que utilicen las herramientas de comunicación adecuadas y sepan solventar estas situaciones tan dolorosas, incluyendo la intervención psicológica y jurídica cuando las situaciones ya sean graves, y lleven produciéndose un largo período de tiempo.
ta bien
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